No todas las religiones son iguales. Todas las religiones no apuntan a Dios.
Todas las religiones no dicen que todas las religiones sean iguales.
En el corazón de cada religión hay un compromiso intransigente con una forma particular de
de definir quién es o no es Dios y, en consecuencia, de definir la finalidad de la vida.
Quien afirme que todas las religiones son iguales traiciona no sólo a
una ignorancia de todas las religiones, pero también una visión caricaturesca incluso de las más conocidas.
En el fondo, toda religión es excluyente.